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Erucismo: etiología, epidemiología y aspectos clínicos en San Ignacio, Misiones, Argentina
ERUCISM: ETIOLOGY, EPIDEMIOLOGY AND CLINICAL ASPECTS IN SAN IGNACIO, MISSIONS, ARGENTINA
Revista Venezolana de Salud Publica, vol.. 7, núm. 2, 2019
Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado

Artículos originales

Los derechos de autor (copyright) pertenecen a los autores del documento enviado. En caso de que el manuscrito sea aceptado para la publicación, se autoriza al Comité Editorial de la Revista Venezolana de Salud Publica para modificaciones menores al texto en la corrección de estilo, traducciones menores, fije, divulgue, reproduzca y publique.

Recepción: 15 Octubre 2019

Aprobación: 01 Noviembre 2019

Resumen: Se realizó un estudio entomológico y clínico-epidemiológico descriptivo de la serie de casos de erucismo ocurridos entre 2015 y 2018 en el Municipio de San Ignacio, Misiones, Argentina, debido al aumento extraordinario de accidentes informados por fuentes no sistemáticas. Con el fin de conocer la etiología, aspectos epidemiológicos, sintomatología y lesiones, se realizaron entrevistas con encuestas semiestructuradas y se colectaron las orugas causantes de accidentes. Se recopilaron 719 casos de erucismo y se identificó a Podalia orsilochus, agente etiológico inédito hasta la fecha en Argentina, como la principal responsable (91%; n=653) y otras seis especies de Megalopygidae y Saturniidae. Se constató que el erucismo tiene riesgo estacional y febrero es el mes con mayor cantidad de accidentes. La tasa de casos urbanos triplicó la de los rurales, relacionados al contacto con plantas en un 49%. La inoculación del veneno de las cerdas generó un síndrome dérmico tipo histamínico, con neuritis difusa, adenopatía, manifestaciones sistémicas, persistencia de síntomas, lesiones petequiales y necrosis en el área de contacto. La última con dos tipos de secuelas: cicatriz e hipercromía. El 68% de los afectados demandó atención sanitaria, siendo la población más afectada los adultos y jóvenes, quienes sufrieron incapacidad laboral entre dos y tres días. En conclusión, se describe el evento emergente de erucismo, reconociendo por primera vez a Podalia orsilochus, los aspectos epidemiológicos y morbilidad inmediata evidencian la necesidad de intensificar la difusión de prevención, monitoreo entomológico y vigilancia clínico-epidemiológica que permita identificar estos eventos sanitarios y adecuar en tiempo-espacio las acciones preventivas y de atención adecuadas.

Palabras clave: oruga urticante, Podalia orsilochus, Megalopygidae, Lepidoptera, dermatitis, veneno.

Abstract: An entomological and descriptive clinical-epidemiological study of the series of cases of erucism in Municipio de San Ignacio, Misiones, between 2015 and 2018, was carried out due to the extraordinary increase in accidents reported by non-systematic sources. In order to know the etiology, epidemiological aspects, symptoms and injuries, interviews were conducted with semi-structured surveys and the caterpillars responsible for the accidents were collected. We compiled 719 cases of erucism, and we identified Podalia orsilochus, an unprecedented etiological agent to date in Argentina, as the main responsible (91%; n = 653) together with other six other species of Megalopygidae and Saturniidae. We found that erucism has season al risk and February is the month with the highest number of accidents. The rate of urban cases tripled that of rural cases, related to contact with plants by 49%. The inoculation of the venom of the bristles generated a histamine-like dermal syndrome with diffuse neuritis, adenopathy, systemic manifestations, persistence of symptoms, petechial lesions and necrosis in the area of contact. The latter can have two types of sequelae: scar and hyperchromia. The 68% of the affected population demanded health care, and the most affected were adults and young people, who experienced between two and three days of work disability. In conclusion, the emerging event of erucismo is described, recognizing for the first time Podalia orsilochus, the epidemiological aspects and immediate morbidity that show the need to intensify the diffusion of prevention, entomological monitoring and clinical-epidemiological surveillance that allows to identify these sanitary events and to adapt in time-space the preventive actions and of adequate attention.

Keywords: Stinging caterpillar, Podalia orsilochus, Megalopygidae, Lepidoptera, dermatitis, venom.

INTRODUCCIÓN

Lepidópteros pertenecientes a 12 familias pueden provocar accidentes en humanos, con una diversidad de síndromes que van desde dermatitis urticante, asma atópica, dendrolimiasis, oftalmia nodosa y coagulopatía con fibrinólisis secundaria1, hasta escoleciasis en las fosas nasales2,3. Se denominan orugas dermatitógenas a las larvas de algunas de esas especies cuyos sistemas de protección contra depredadores incluyen cerdas con veneno4,5. La dermatitis urticante producida por el contacto accidental con tales cerdas se denomina erucismo, el cual puede originarse por: la oruga viva (directo), cerdas desprendidas (indirecto), o cerdas persistentes en pupas, exuvias y adultos (metaerucismo)6-8. La emergencia de casos usualmente se asocia con el contacto directo8,9, como en los casos hemorrágicos por Lonomia spp. (Walker)10,11 en Latinoamérica y la dermatitis por Megalopyge opercularis (Smith) en Estados Unidos12-14 y México 15. En Argentina se registran dos familias de lepidópteros de importancia sanitaria: Saturniidae y Megalopygidae16. De la primera destacan los géneros, Lonomia17-19, e Hylesia (Hübner), por contacto con las cerdas de adultos (lepidopterismo)7,20,21. Y de la Megalopygidae se registran numerosos géneros 22,23, sin embargo, la literatura de casos es exigua24,25.

Las orugas dermatitógenas de los satúrnidos están cubiertas de éscolos urticantes, con una célula glandular en la base26. Y las de los megalopygidos por su parte, están cubiertas por cerdas largas coloridas e inofensivas y otras más cortas que poseen en su base una célula glandular tóxica7,27,28. En ambos casos las cerdas terminan en una punta aguda y esclerosada, que se quiebra al rozar la piel. Esto puede tener dos efectos: uno mecánico, cuando el extremo penetra la epidermis, generando granuloma y otro quimio-tóxico, por el veneno contenido en el lumen de la cerda que es inyectado en la dermis7,29. Este veneno es una mezcla compleja que incluye ácido fórmico, enzimas proteolíticas termolábiles y sustancias similares a histamina1,6,14,29,30. El ácido fórmico genera sensación urente1,4, el resto de los compuestos provocan un síndrome dérmico tipo histamínico, con petequias y necrosis en el área de contacto29. El dolor puede irradiarse ocasionando adenopatía, adormecimiento, o parálisis del miembro afectado6,14,25 y manifestaciones sistémicas como cefalea, náuseas, precordialgias, disnea y fiebre6,12,14.

Debido al incremento aparente de reportes de casos de erucismo, en medios de difusión regionales, al menos desde el 2012, y ausencia de estudios sistemáticos sobre la posible emergencia sanitaria, se realizó el presente estudio con el objeto de conocer la etiología, aspectos epidemiológicos, sintomatología, lesiones y determinantes principales del erucismo, a fin de evaluar el impacto sanitario, obtener una línea de base para futuros eventos epidémicos, y contribuir al diseño de estrategias de prevención, atención y control.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio entomológico y clínico-epidemiológico descriptivo de la serie de casos de erucismo ocurridos en el período 2015-2018 en el municipio de San Ignacio, Misiones, Argentina (27°25´89´´S, 55°53´92´´O) (Figura 1). San Ignacio pertenece a la región fitogeográfica de la Selva Paranaense, bosque húmedo subtropical del dominio amazónico31. El clima es subtropical sin estación seca y veranos calurosos32. El municipio cuenta con una población de 11.210 habitantes, de los cuales el 69 % está radicado en el área urbana, que incluye siete barrios suburbanos y dos comunidades guaraníes, y el 31% en la zona rural([1]), esta última está integrada por 12 comunidades guaraníes y 3 colonias agrícolas. En la zona urbana se encuentran las Misiones Jesuíticas mejor conservadas de Argentina de importante actividad turística.

Relevamiento de casos y fuente.

  • Se coordinó con el Hospital de San Ignacio, que brindó listado mensual de los casos de erucismo atendidos: registros hospitalarios(RH). Con el fin, de ampliar el registro de casos de erucismo e incluir los que no demandaron atención médica, se definió públicamente, como lugar físico de notificación de casos, el Laboratorio San Ignacio (RL), solicitando además a la Municipalidad que derive al Laboratorio los vecinos que requirieron fumigación ante la aparición de orugas urticantes. Además, se creó en 2017 de un perfil Facebook con información textual y gráfica sobre las especies de interés, medidas de prevención y recepción de denuncias (RFB). Así, la demanda espontánea, incluyó registros de RH, RL y RFB. También se realizó búsqueda activa, que incluyó registros de casos encontrados por medio de las visitas domiciliarias (RVD) en zonas con antecedentes de casos y a partir de difusión educativa (RDE), en talleres en las instituciones educativas, así como en medios radiales.

Determinación de especies de orugas asociadas a casos de erucismo.

Se colectaron las orugas que produjeron casos de erucismo para su identificación taxonómica. Las orugas que murieron y aquellas encontradas muertas fueron conservadas en etanol 70% para su posterior determinación. Adultos encontrados o emergidos en el laboratorio fueron extendidos y conservados en seco. La determinación se realizó hasta el nivel de especie utilizando claves taxonomicas 33,34.

Estudio clínico-epidemiológico:

  • Se confeccionó una encuesta semi-estructurada ad-hoc que, tras una prueba piloto de comprensión de lenguaje (n=13), se utilizó para entrevistar a todos los casos registrados. Cada encuesta se identificó con un número de unidad domiciliaria y su geolocalización se utilizó para confeccionar un mapa de distribución de casos. Incluyó datos personales (edad, sexo), fecha del accidente, fuente de registro, síntomas clínicos, duración, tipo de lesión dermatológica (registro fotográfico con consentimiento informado), localización anatómica de la lesión, tiempo de resolución y secuelas, así como lugar de atención médica, tratamiento y/o automedicación. Para realizar el análisis de frecuencia, la actividad que estaba siendo realizada al momento del accidente se categorizó en: contacto directo con plantas (cosecha-jardinería-trepar árbol- la oruga cayó del árbol), actividades lúdicas, tareas domésticas, roce al pisar o pasar con diversas superficies, construcción y paseos turísticos y las manifestaciones sistémicas según el sistema corporal afectado: cardiovascular, digestivo, respiratorio, nervioso, inmunológico, ocular, y varios sistemas a la vez. Durante las entrevistas se utilizaron láminas ilustrativas para informar acerca de los ciclos de vida de agentes de erucismo, y se recabó información sobre su reconocimiento, fecha probable de avistaje, cantidad de orugas y lugar de hallazgo.

- Autorizaciones

  • El proyecto contó con la aprobación del Comité de Ética de la provincia de Misiones, y la captura de las orugas con el permiso de investigación respectivo del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la provincia de Misiones.



Figura 1

Ubicación geográfica de Argentina, Provincia de Misiones y Municipio de San Ignacio con distribución de los casos de erucismo, donde los colores representan la cantidad de casos reportados en el período de estudio

RESULTADOS

Relevamiento de casos y fuentes

  • Se registraron 719 casos de erucismo, de los cuales tres fueron previos al período en estudio (dos en el 2014 y uno en el 2011) y 716 en el período 2015-2018 (127, 199, 230 y 160 respectivamente). Las tasas de casos anuales/1000 habitantes en este período fueron 11, 17, 20 y 14 respectivamente. Se observó predominio en los registros por demanda espontánea de casos, las fuentes según orden de frecuencia fueron RL 36% [33-40%], RH 29% [26-32%], RVD 27% [24-31%], RDE 5% [4-7%] y RFB 2% [1-3%].

La geolocalizacion de los casos reportados abarcó todo el municipio, se agrupó en dos zonas principales casco urbano y áreas rurales. La mayor casuística ocurrió en el casco urbano con una tasa de 21/1000 habitantes, y en la zona rural con una tasa de 6/1000 habitantes (Figura 1). El 2,4% de los casos correspondieron a 5 comunidades guaraníes de las 14 existentes.

Determinación de orugas asociadas a casos de erucismo

  • Siete especies de orugas pertenecientes a las familias Megalopygidae y Saturniidae se asociaron a los casos de erucismo. Predominó el megalopígido Podalia orsilochus (Cramer), de cromatismo variable (Figura 2-II), con 91% [88,49-92,72%]. De la misma familia, también se determinaron a Podalia fuscescens (Walker) 5,7%; y Megalopyge undulata (Herrich-Schäffer) 0,2%. La familia Saturniidae estuvo representada por Automeris naranja (Schaus) y A. illustris (Walker), en conjunto el 1,2% de los accidentes, Pseudautomeris luteata (Walker) con 1% y Leucanella memusae (Walker) con solo 0,4% (Figura 2 A-F). En el 0,5% de los casos no se logró recolectar el ejemplar para su determinación. La mayoría de los accidentes registrados fueron por contacto directo con las cerdas de la oruga viva 98,9% [97,82-99,44%]. Sólo el 0,7% de los casos se produjeron por metaerucismo, y el 0,4% por contacto indirecto con cerdas desprendidas. Un 6% de los afectados sufrió dos o más accidentes.

Sobre la anamnesis en relación con la aparición de la oruga P. orsilochus, dos relatos afirman haberlas visto antes de la emergencia de los casos, uno en la costa del río Paraná aproximadamente en el año 1979, y otro en la zona rural El Cazador en 1990. La mayoría de los encuestados afirmaron “no haberla visto con anterioridad” 96,5% [94,77-97,64%]. El 2,8% aseguró haberlas visto por primera vez en el año 2014.

Estudio clínico-epidemiológico

  • Este abordaje corresponde a accidentes causados por P. orsilochus, el principal agente etiológico del presente estudio. Se consideró como ciclo anual de casos, desde octubre a septiembre del año siguiente, en función al ciclo de vida de P. orsilochus; los cuales presentaron patrón unimodal anual, con un pico entre los meses de enero y febrero (Figura 3-I). Se registraron accidentes en todos los grupos etarios, con mayor casuística en los adultos y jóvenes (Figura 3-II) y se observó pequeño predominio de accidentes en el sexo masculino, 53% [49,3- 56,94%]. En cuanto a la localización anatómica de la lesión los sitios más frecuentemente involucrados fueron las manos, seguidas por los brazos y los pies, detectándose también lesiones en más de una zona (Tabla 1). Los eventos de erucismo se asociaron a diversas actividades, destacándose el contacto directo con plantas (actividades de cosecha, jardinería, trepar árboles y orugas que caen del árbol) 49% [45,64-53,29%], seguido por roce al pasar o pisar 27% [23,98-30,80%] y sólo el 2% ocurrió en los paseos turísticos (Figura 3-III).

    La sintomatología más frecuente fue dolor intenso urente instantáneo en la zona de contacto, que irradió rápidamente hacia el ganglio axilar o inguinal, dependiendo de la zona corporal afectada, cinco casos presentaron adenopatía hemilateral del lado afectado. Los afectados compararon la sensación de dolor con “quemadura intensa”, "como si el brazo se hubiese roto", también “dolor en articulaciones y huesos”. Relataron alteraciones del sensorio en la zona afectada: adormecimiento, parálisis del miembro afectado, con cuatro casos de hemiparesia (Tabla 1).

    El 23% [19,65-26,07%] informó manifestaciones sistémicas, principalmente alteraciones de los sistemas cardiovascular, digestivo, respiratorio, nervioso, inmunitario y ocular, destacándose que en la mayoría de los casos se evidenció afectación de más de un sistema corporal (Tabla 1). Los pacientes con una patología de base, como hipertensión arterial o alergia, evidenciaron una exacerbación de dichas afecciones. Así, un paciente alérgico refirió hemiparesia, edema en la cara, erupciones generalizadas, náuseas, vómitos, mareo, cefalea, mialgia, taquicardia, fiebre y disnea; y cuatro casos informaron haber sufrido pánico.

    Los síntomas tuvieron un amplio rango de duración, desde horas hasta mas de un año. En el 42% de los casos los mismos remitieron entre 5 y 24 horas posteriores a la administración de analgésico, mientras que en el 31% persistieron de dos a tres días con dolor de pecho, de huesos, sensación de adormecimiento, hinchazón del brazo, y malestar, imposibilitando continuar con la jornada laboral. El 8% de los afectados manifestaron que durante una semana sintieron calambres, adormecimientos, mareos y náuseas, en el 1% se evidenciaron erupciones, dolor de articulaciones y pérdida de voz hasta luego de dos semanas del accidente y también manifestaron molestias, dolor urente hasta un mes el 1% y finalmente dolores articulares y parestesias hasta más de un año fueron reveladas por otro 1%.

    La manifestación dérmica más frecuente fue eritema, también se observó una zona de contacto blanca con halo eritematoso, similar a la picadura de abeja. A continuación, la lesión progresa a un patrón cuadriculado de petequias, “huella”, que refleja los puntos de inoculación del veneno (Figura 4 A-B-C). También se evidenció la formación de ampollas ó pápulas, y se observaron dos tipos de secuelas, cicatriz blanca e hipercromía (Tabla 1, Figura 4-D-E-F). El tiempo de resolución de las lesiones petequiales más frecuente fue de una semana (32% de los casos), aunque se observó un amplio rango desde 3 días hasta un año (Figura 3-IV).

    El 68% [63,85-71,01%] de los accidentes demandaron asistencia médica, que contrasta con el RH del 29%. Se dirigieron al Hospital, el 65% de los casos, el 2% al Centro de Atención Primaria de la Salud, y solo el 1% se atendió en clínicas privadas. El 90% de los casos fueron tratados principalmente con corticoides inyectables intramusculares; al 7% con lesiones menores se le indicó analgésico y/o antialérgico oral, y al 3% de los atendidos no se les prescribió tratamiento alguno. En el 27% de los casos, tratados con corticoides debido a la persistencia de síntomas, se indicó repetir inyectable y continuar tratamiento con analgésicos por vía oral. El 1% de los casos con patologías de base debió quedar en observación por hipertensión y descompensación.

    Del 32% de los casos que no realizaron consulta al servicio de salud, el 30% se auto-medicó con analgésicos, y el 4% lo hizo con corticoides inyectables intramusculares. Además, el 86% realizó diversas intervenciones en la zona de la lesión: mecánicas (aplicación y retiro de cinta adhesiva para eliminar las cerdas urticantes, compresas frías), lavado con jabón blanco, aplicación de diversos productos antisépticos o desinfectantes, aplicación de combustibles líquidos de uso popular en las colonias, aplicación del líquido de la propia oruga ó de barro y combinación de las mismas. Asimismo, cabe resaltar que el 39% de los que demandaron atención médica también realizaron tratamientos locales no prescriptos por el sistema formal de salud.



Figura 2.

Orugas: II Podalia orsilochus(Megalopygidae) con diferentes tonalidades, A: Podalia fuscescens, B: Automeris naranja; C: Automeris illustris; D: Pseudautomeris luteata; E: Leucanella memusae; F: Megalopyge undulata.



Tabla 1

Frecuencias de localización de lesión, manifestaciones dérmicas y síntomas clínicos de los 653 afectados por contacto con oruga P. orsilochus.



Figura 4

Lesionesinducidaspor contacto con la oruga de P. orsilochus: A-inmediatamente después de apoyarse inadvertidamente, B-evolución del caso A, lesiones petequiales “huella” luego de tres días, C-petequiasa los 20 días. D-pápulas luego de dos meses de pisar la oruga. E-cicatriz inducida despuésdedos meses F-evolución de caso C,cicatriz e hipercromía a tres años de la lesión

DISCUSIÓN

Los casos de erucismo registrados fueron ocasionados por orugas de las familias Megalopygidae y Saturniidae15,29,37,38, con un amplio predominio de la primera coincidiendo con reportes de Perú, Brasil, México, Colombia 6,9,15,30. Este evento emergente tuvo como principal responsable a Podalia orsilochus (Megalopygidae), especie no registrada previamente como agente de erucismo para Argentina. A pesar de que la especie tiene amplia distribución en América41, existen escasos registros en Brasil27,39, o bien está citada como Megalopyge sp. en Colombia30 o Podalia sp.6,29,37,40.

La demanda espontánea al Laboratorio (RL) y Hospital (RH) junto al RVD de la búsqueda activa, fueron las estrategias más eficientes para recopilar y sistematizar los registros. El subregistro hospitalario de los casos de erucismo (29% RH vs 65% atención hospitalaria), tal como informan en Estados Unidos12, Brasil29,37,40 y Colombia30, puede deberse a que las manifestaciones son, en general, benignas y autolimitadas5,24, a que no son de notificación obligatoria18,30 ó al desconocimiento etiológico. Además, es probable que en la zona rural el índice de subregistro sea aún mayor, considerando las grandes distancias a centros de salud, que dificultan el acceso a la atención médica.

El hecho que la tasa de los casos urbanos haya triplicado a la tasa de casos rurales, además del sesgo mencionado anteriormente, podría deberse a ciertos factores que favorecerían una mayor abundancia de esta especie de lepidóptero en el área urbana, como la atracción por la iluminación artificial nocturna5,8, la disponibilidad de árboles en patios y arbolado urbano en los que se pueden desarrollar las orugas, y la densidad poblacional humana que en conjunto con los factores comportamentales de los insectos y ambientales, aumentaría la probabilidad de contacto con las orugas. Por otra parte, la “invasión de orugas” también podría atribuirse a fluctuaciones poblacionales naturales, estar relacionada con las modificaciones antrópicas, como cambios en el uso del suelo y uso intensivo de agroquímicos, o a fenómenos asociados al cambio climático local18,30.

En San Ignacio, la oruga P. orsilochus representa un peligro estacional para la salud, similarmente como ha sido señalado por Eagleman para Megalopyge opercularis en Estados Unidos12; siendo el mes de febrero de mayor riesgo de accidentes, en correspondencia con la estacionalidad estival del ciclo de vida de un insecto con una generación anual18,26.

En correlación al hábito fitófago de las orugas, los accidentes se produjeron en gran medida al estar en contacto con plantas, similar a lo referido en accidentes por megalopígidos por Pesce y Delgado6, Gómez30, Rúbio y Belmonte37, aunque en menor proporción que la encontrada por Pesce y Delgado para las tareas agrícolas de exposición directa6. Sin embargo, y a diferencia del último estudio mencionado, la mitad de los accidentes se produjeron cuando los afectados se encontraban realizando actividades no relacionadas a las plantas, al rozar accidentalmente diversos elementos no vegetales, concordando con el reporte de Goddard42, hecho consistente con mayor concentración de casos en el área urbana.

El dolor intenso acompañado por manifestaciones sistémicas fue la principal causa tanto de la demanda de asistencia médica como del empleo de una gran diversidad de sustancias de aplicación tópica casera. La sintomatología desencadenada por el contacto con las cerdas urticantes de las orugas P. orsilochus fue amplia y diversa, presentando similitud con la ya descripta en la bibliografía para otros megalopigidos1,6,8,9,12,30,37,40y43, pero difiriendo en proporciones e intensidad. Por ejemplo, el porcentaje de dolor que irradia al ganglio y adenopatía en el presente trabajo fue del 78% contra el 33% encontrado por Pesce y Delgado6 y 35% por Eagleman12; mientras que la proporción de edema del 14% encontrada en el presente trabajo es menor que el 29% informado por Eagleman12.

El amplio rango en duración de síntomas, así como el tiempo de resolución de la lesión, puede atribuirse a diversos factores que influyen en el grado de la lesión como: sitio de exposición, susceptibilidad del individuo, intensidad y extensión del contacto, y estadio de desarrollo de la oruga8,13,14,30. Los casos que reportaron dolores de huesos y articulaciones, hasta un mes, e incluso hasta un año o recidivas, permite plantear la hipótesis de algún tipo de similitud entre el veneno de P. orsilochus y el de las orugas de Dendrolimus pini L. (Linnaeus), que posee tropismo por hueso, articulaciones y cartílago44.

En cuanto a las lesiones dérmicas, fue evidente la huella o patrón cuadriculado8,12 y la necrosis en el área de contacto, tal como se informa en lesiones por otros megalopígidos 6,14,29,30,38. Las lesiones petequiales, el retardo en la resolución de las mismas, la sensibilidad en la zona de la lesión, la necrosis prominente y las cicatrices pueden explicarse en función de las características toxicológicas recientemente descritas para el veneno de P. orsilochus45. Por otra parte, la menor proporción de hipercromía y de pápulas, granuloma por persistencia de parte de las cerdas, halladas entre las secuelas de las lesiones causadas por P. orsilochus es otra diferencia con las secuelas de los accidentes reportados en Perú por otros megalopígidos6.

Como fue mencionado previamente, el cuadro clínico desencadenado tras accidente con P. orsilochus fue, a pesar de la sintomatología sumamente rica y variada, en general benigno y auto-limitado. La respuesta a los tratamientos médicos, principalmente con corticoides inyectables, tal como sugiere la bibliografía, fue buena1,8,18, aunque también se presentaron casos persistentes como lo informa Espíndula41. Se constató que no se indicó antihistamínicos, corticosteroides tópicos y orales, como refieren algunos autores1,6,12, 15,24, tampoco aplicación de anestésicos tópicos comerciales sugerido para cuando el dolor no cede con la medicación38.

Algunas de las acciones tópicas locales implementadas por los afectados, como retirar inmediatamente los restos de las espinas aplicando y retirando repetidamente cinta adhesiva, lavar la zona con agua y jabón, coincide con recomendaciones bibliográficas6,14,15. Sin embargo no se observó “sumergir en agua caliente o aplicar compresas de agua caliente que inactiva el veneno” 6 según mencionan Pesce y Delgado con buenos resultados6. La automedicación, con el empleo recurrente de sustancias que pueden complicar el cuadro produciendo intoxicación o infección concomitante, señala la necesidad de implementar campañas de información no sólo sobre prevención, sino particularmente sobre las acciones adecuadas en caso de accidente.

Las medidas de prevención se relacionan principalmente con el reconocimiento de las orugas y sus hábitos, el uso de protección adecuada (por ejemplo, uso de guantes) al realizar tareas relacionadas con plantas y la observación cuidadosa de los sitios donde se camina, descansa u objetos que se tomarán con las manos desnudas, evitando así el contacto accidental con las orugas. La difusión de estas recomendaciones que se debería intensificar según la distribución regular anual de las orugas, y su abundancia extraordinaria en tiempo y espacio acorde a los resultados del monitoreo entomológico correspondiente. Se sugiere ante un accidente con oruga, y siempre que sea posible, recolectar el ejemplar en un frasco sin manipularlo directamente o, en su defecto, realizar varias tomas fotográficas (para ayudar al diagnóstico diferencial con otras etiologías), y concurrir a un centro de salud. En caso de presentar cualquier signo de hemorragia dentro de las 48 horas del accidente, el afectado debe concurrir a un centro asistencial para descartar lonomismo17-19.

En conclusión, el presente estudio describe el fenómeno emergente de erucismo en San Ignacio durante el período 2015-2018, reconociendo por primera vez a P. orsilochus, como una especie de importancia sanitaria ante la morbilidad inmediata y la aparición de secuelas cicatriciales por necrosis asociadas a una regeneración retardada45. Además de la incapacidad laboral de dos a tres días por limitación de movilidad en el miembro afectado y manifestaciones sistémicas. Por lo cual, es importante que los médicos clínicos y epidemiólogos de las zonas de riesgo cuenten con conocimientos sobre la biología del insecto, la composición del veneno, la fisiopatología, el cuadro clínico del envenenamiento y las pautas generales de tratamiento y prevención. Adicionalmente se resalta la importancia de la notificación de casos y se sugiere la implementación de una vigilancia entomológica y clínico-epidemiológica que permita, como en el presente caso, evidenciar el riesgo para la salud que representan especies no consideradas habitualmente peligrosas para el ser humano.

Se agradece la participación de los afectados por contacto con oruga urticante en las entrevistas, la colaboración del Personal Municipal y del Hospital en la comunicación de casos, al Comité de Ética, a la orientación técnica de Jimena Marro y Christian Ballejo del Instituto Nacional de Epidemiología, a Sonia bibliotecaria de la Sociedad de Entomología Argentina y a Olga López del Instituto Provincial de Estadísticas y Censo.

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Información adicional

Como citar: Martínez, M., Peichoto, M., Piriz, M., Zapata, A., & Salomón, O. (2019). Erucismo: etiología, epidemiología y aspectos clínicos en San Ignacio, Misiones, Argentina. Revista Venezolana De Salud Pública, 7(2), 25-34. Recuperado a partir de https://revistas.ucla.edu.ve/index.php/rvsp/article/view/2327

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