La gerencia comienza por ti o por mí

Resumen

Desde la subyacencia de la epistemología y el sentido de la ontología del ser, el presente ensayo trata de una versión inédita sobre el sentido de la inteligencia complementado con la sabiduría como elementos relevantes en la formación integral desde lo cognitivo hasta filosófico. El desafío de la ciencia se adhiere a una visión estrecha de la inteligencia, argumentando que el cociente intelectual es un factor genético que no puede ser modificado por la experiencia vital, y que nuestro destino en la vida está fijado en gran medida por estas aptitudes, pero la arquitectura emocional del cerebro precisa la inteligencia emocional: ser capaz de refrenar el impulso emocional, interpretar los sentimientos más íntimos del otro, manejar las relaciones de una manera fluida, según Aristóteles (citado por Goleman, 1996) la rara posibilidad de “ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, y de la forma correcta” (p. 17). Enunciado que coloca las emociones en el centro de las aptitudes para vivir. Tenemos la inteligencia espiritual para afrontar y confrontar los problemas del mal y el bien, de la vida y la muerte, los orígenes más profundos del sufrimiento y desesperación. Usamos las IES para ser creativos, recurrimos a ella cuando necesitamos ser flexibles, visionarios. La sabiduría, un soplo refrescante, sobre todo en estos tiempos, un sinfín de orientaciones para enfrentar el combate espiritual, es la búsqueda constante, una filosofía de vida, de reencuentros interiores, profundos... es principalmente conocerse a sí mismo, por allí comienza todo.