La Belle Époque en clave de nocturnidad y fulgor gastronómico
Resumen
Hubo un tiempo en que una ciudad fue considerada el ombligo del mundo. Un ombligo muy luminoso, en todo caso, porque la llamaron la “Ciudad Luz”. Y no lo era tan sólo en un sentido figurado, puesto que, en efecto, sus espacios públicos, plazas, calles, fachadas de edificios, monumentos y avenidas, llegaron a estar por las noches tan bien iluminados que la vida misma, desde las vendedoras de flores hasta los poetas, de los banqueros a los artistas, de los oficiales del ejército a las bailarinas, terminaron por ocupar cada rincón hasta el amanecer. Pero fue, sobre todo, en su dimensión figurada, la de la luz que al alma inflama, donde esta ciudad: París, resplandeció más, convirtiéndose en un faro que atrajo de todos los confines del mundo a aquellos con la ambición, el deseo y la determinación lo suficientemente grandes para bañarse, literal y metafóricamente, con su luz.
Descargas
Publicado
Cómo citar
Número
Sección
Está obra está bajo licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License.
Derechos del/de autor/es a partir del año de publicación
Esta obra está bajo la licencia:
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación ni de la UCLA. Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados, siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de esta revista. Los autores(as) tienen el derecho de utilizar sus artículos para cualquier propósito siempre y cuando se realice sin fines de lucro. Los autores(as) pueden publicar en internet o cualquier otro medio la versión final aprobada de su trabajo, luego que esta ha sido publicada en esta revista.